¿Qué es una barrera arquitectónica y cómo puede solventarla la persona con discapacidades?
Escaleras, bordillos, pendientes…
La cantidad de obstáculos a los que se enfrenta la persona con movilidad reducida en su día a día es incontable.
Si bien es cierto que cada vez somos más conscientes de las dificultades que esto representa para él o ella, todavía hay mucho camino por recorrer.
Y si bien es cierto que cada vez son más los recursos que se invierten en eliminarlas, son muchas las personas que cada día siguen teniendo que navegar nuestras calles, edificios, transporte público e incluso sus propios hogares, con grandes apuros.
A pesar de las innegables mejoras que se están haciendo en nuestras calles, las barreras arquitectónicas siguen estando presentes aún en muchos de los entornos por los que nos movemos.
¿Qué podemos hacer entre todos para reducir las barreras arquitectónicas y facilitar la movilidad e independencia a las personas con discapacidades?
Primer paso: concienciación.
El mundo tiene que estar mucho más concienciado de lo que una escalera o un bordillo inesperado representa para una persona con discapacidad.
Y el mundo tiene que estar preparado para encontrar una alternativa a esa barrera arquitectónica.
Esperamos que este artículo te ayude a entender lo que es vivir con obstáculos (en muchos casos impenetrables) a nuestro alrededor, y qué podemos hacer todo/as para eliminarlos.
¿Qué es una barrera arquitectónica?
Una barrera arquitectónica es un obstáculo del entorno urbano y residencial en el que nos movemos que actúa como impedimento al desplazamiento de una persona con algún tipo de discapacidad o edad avanzada.
Para aquellos que no vivimos con limitaciones de movimiento puede resultar difícil imaginar la dificultad que encierra solventar algún tipo de barrera arquitectónica, por mínima que nos parezca.
Pero, es importante que nos pongamos en la piel de las personas para quienes una simple escalera puede parecer un muro de dos metros de altura.
Y cuando un obstáculo de tal magnitud se repite constantemente en nuestras vidas poniendo un impedimento constante en muchas de nuestras actividades cotidianas…
Cuando subir un peldaño o acceder al portal de nuestro propio hogar se convierte en una tarea imposible, es totalmente comprensible que provoquen malestar y frustración.
Y, eso, es precisamente, lo que queremos evitar.
¿A qué tipo de barreras arquitectónicas se enfrenta la persona con discapacidades?
La lista es demasiado larga para incluir todos los elementos en nuestros entornos que pueden clasificarse de barreras arquitectónicas ya que estas incluyen desde un simple bordillo hasta el pequeño tramo de escaleras en la mayoría de las porterías, e incluso las diferentes plantas en una vivienda no acondicionada.
Todos esos elementos tan cotidianos son obstáculos insalvables para personas que viven con discapacidades o de edad avanzada.
Pero, para entrar en mayor detalle y para que te hagas a la idea de lo extenso que es este problema, vamos a identificar algunas de las barreras arquitectónicas que impiden la movilidad de los ciudadanos en nuestras calles.
Obstáculos en el propio hogar
Nuestros espacios más íntimos están repletos de elementos que pueden ser difíciles de navegar para la persona con libertad de movimiento limitada.
- Puertas de un ancho inferior a 80cm.
- Muebles u obstáculos que obstaculizan el desplazamiento.
- Espacio insuficiente para el movimiento frontal y lateral de una silla de ruedas o para realizar giros.
- Interruptores, enchufes o pulsadores a una altura inaccesible.
- Alfombras o cables sueltos.
- Escaleras y cambios de nivel.
- Aseos no adaptados y sin pasamanos.
Barreras urbanísticas en edificaciones públicas o privadas.
- Puertas de un ancho inferior a 80cm.
- Puertas giratorias.
- Pavimentos discontinuos y/o resbaladizos.
- Acceso a edificios con escaleras o pendientes demasiado pronunciadas.
- Escaleras antes de llegar al ascensor en un edificio.
- Alfombras en zonas comunes no adecuadamente pegadas al suelo.
- Mostradores a una altura demasiado elevada para que la persona en silla de ruedas pueda comunicarse adecuadamente.
- Zonas de paso demasiado estrechas para el acceso y/o giros de sillas de ruedas.
Barreras urbanísticas en espacios públicos:
- Calles con aceras demasiado estrechas para una silla de ruedas.
- Escaleras sin adaptación
- Calles con pendientes demasiado pronunciadas para personas en silla de ruedas.
- Bordillos sin rampa.
- Obstáculos en plena acera que obstaculizan el movimiento de las personas como farolas, señales, semáforos, etc.
- Pavimentos discontinuos o con hundimientos.
- Falta de aparcamiento reservado a las personas con movilidad reducida.
Barreras en el transporte público
- La propia ausencia de transporte público imposibilita el desplazamiento de la persona con limitaciones motrices.
- Transporte público no adaptado para el acceso/descenso de la silla de ruedas.
- Transporte sin espacios adaptados a sillas de ruedas y/o sin anclajes de seguridad.
¿Cómo podemos eliminar las barreras arquitectónicas?
Una vez concienciados de la gravedad del problema, ¡es hora de tomar acción!
Eliminar las barreras arquitectónicas con las que viven día sí y día también las personas con discapacidades favorecer su autonomía y consecuentemente mejora radicalmente su calidad de vida.
Y ese, debería ser nuestro objetivo como comunidad cívica y humana.
Desde luego, ¡ese es uno de los objetivos del equipo de Bidea!
Llevamos casi dos décadas construyendo espacios que garanticen las mismas oportunidades de accesibilidad a todas las personas.
¿Cómo lo hacemos?
Instalando soluciones salvaescaleras que eliminan uno de los obstáculos más predominantes en nuestra sociedad: las escaleras.
Aquí tienes los diferentes dispositivos salvaescaleras que encontrarás en el catálogo Bidea:
1. Sillas salvaescaleras
Un sistema de elevación que solemos instalar en espacios privados, normalmente en los hogares de personas mayores y personas con movilidad reducida. Se instalan sin necesidad de hacer obras y en muy poco tiempo.
2. Plataformas salvaescaleras
Un sistema de elevación de mayor tamaño que las sillas salvaescaleras que se integran en espacios públicos interiores o exteriores para facilitar el desplazamiento vertical de personas en sillas de ruedas o con movilidad reducida. Suelen ser fácilmente plegables para permitir el libre movimiento de la comunidad de vecinos.
3. Elevadores de corto recorrido
Pequeños ascensores que superan desniveles de hasta 3 metros. Ideales para solventar las escaleras que encontramos en los rellanos de nuestros edificios antes del ascensor.
4. Ascensores unifamiliares
Ascensores domésticos que se instalan en viviendas unifamiliares de dos o más de dos plantas. Normalmente no exigen demasiadas obras ya que son fácilmente adaptables al espacio disponible en el hogar.
Todas estas soluciones están exclusivamente diseñadas para eliminar las barreras arquitectónicas a las que se enfrentan a diario las personas con discapacidades.
Cada sistema salvaescaleras que instalamos viene acompañado de la esperanza de que nuestra labor va a contribuir a hacerle la vida mucho más fácil a una o varias personas con dificultades para desplazarse.
Sabemos que no es una cuestión de comodidad.
Es una cuestión de acceder a las mismas oportunidades que el resto de la comunidad.
Es una cuestión de derechos.
Y es una cuestión de libertad.
Y eso, para nosotros, no tiene precio.
¡Conoce nuestros trabajos aquí o ponte en contacto si crees que podemos ayudarte a tomar tu decisión!